El Miedo: Domesticar una pulga
Existe un "famoso experimento" que si lo piensas detenidamente, podemos afirmar que es falso, pero la premisa es interesante, así que podemos sacar algún aprendizaje. El experimento consiste en colocar varias pulgas en un tarro de cristal. Dado que la naturaleza de estas es saltar alto, hasta 100 veces su peso, pueden llegar a los 20 centímetros, superando con creces el límite del tarro de tal experimento. Cuando le colocaban una tapadera y lo cerraban, las pulgas, manteniendo sus instintos innatos, comienzan a golpear la tapa con fuerza y caen dentro del tarro. En consecuencia, comienzan a saltar un poco menos, hasta que ya no golpean la tapa. Unos días después, se quita la tapa y ¿adivinen qué? Como las pulgas aprendieron la altura máxima que pueden alcanzar, sin sufrir, nunca volvieron a saltar fuera del tarro, una vez quitada la tapa. El experimento continua, y lo que es aún más interesante es que los descendientes de estas pulgas imitaron este comportamiento para sie