Escocia: Ben MacDhui en los Cairngorms

Bajo mi experiencia, creo que no es necesario visitar un lugar para enamorarse de él, al igual que tampoco es necesario conocer a una persona para llegar a enamorarnos de ella. Cuando era un niño, creciendo en un pueblo de la Axarquía Malagueña, me cautivó el romance de las Highlands, con películas como Braveheart o Los Inmortales. Recorrer la belleza salvaje de las cañadas y montañas a través de la televisión me hacía vibrar de emoción. En esos momentos comprendí como las personas teníamos una conexión profunda con las montañas y la naturaleza. Jugué con la posibilidad de que hubiera ocurrido un error descomunal: ¡debería haber nacido en Escocia!. Cuando tuve la oportunidad, viajé por sus tierras durante 22 días, donde ya he hablado de ello varias veces. Decir que aquel viaje fue estimulante sería quedarse corto. El poder implícito en el paisaje me afectó de manera profunda. Todavía recuerdo aquel comienzo, haciendo caso omiso al conductor, al bajarme de aquel autobús bajo una cortina fina de lluvia, me asusté y emocioné por igual rápidamente. Se me eriza la piel al recordar la incertidumbre que sentía mientras trepaba a través de la niebla oscura por el lado vertiginoso y cargado de pedregal de una montaña sin nombre para mi, incapaz de ver el precipicio por delante. Aprendí que en lo alto de las montañas escocesas, el clima es tan variable y el terreno es tan difícil que siempre obtenía algún desafío. Eso ponía mi mente al límite. Para pensar en las cosas difíciles de la vida, este es el lugar para estar, y era el lugar donde yo estaba.
Año 2014 - Glen Coe - Aonach Eagach
En aquel viaje recorrí prácticamente toda Escocia excepto los Cairngorm, unos de los lugares más salvajes que hay en Europa, que me había reservado para un futuro. Quería compartir con alguien importante parte de aquella tierra, así que aproveché unas vacaciones de una semana para viajar a Escocia con la pareja. El recorrido en coche de alquiler era subir por la zona de Fort William hasta las Islas de Skype para terminar bajando hacia Edinburgo. El clima los primeros días no fue muy favorable, no pude realizar ninguna actividad reseñable y poco a poco fui perdiendo la esperanza de ponerme a prueba. Bajando hacia Edimburgo, me fijé en el mapa que cerca estaba el Parque Nacional Cairngorm. Recordé que no lo había visitado, quizás una señal, era una buena oportunidad para adentrarse en el. Este el parque nacional más grande del Reino Unido, se formó en 2003, con una gran cadena montañosa en su corazón. Los Escoceses tienen un pasatiempo muy creativo e interesante a la vez, consiste en coleccionar Munros. Hay 282 cumbres de Munro registradas, recorrerlas todas puede llevarte a un increíble viaje de descubrimiento y geografía, que seguramente durará muchos años. Un Munro se define como una montaña escocesa con una cumbre de al menos 3.000 pies (914.4 metros). Fue Sir Hugh Munro quien ideó por primera vez el concepto de una lista de estas montañas a fines del siglo XIX. Solo en el Parque Nacional Cairngorms hay más de 50 Munros para subir.
Desde lejos se visualizaban muchas montañas, sin nombres para mi, finalmente tuve la suerte de subir el Ben Macdui, que es la segunda montaña más alta del Reino Unido después de Ben Nevis, que había subido en mi anterior visita, y la más alta del Parque Nacional Cairngorms. A 1.309,12 metros, la cumbre me ofreció maravillosas vistas de todo el parque nacional. Fue emocionante, había mucha gente celebrando el último día del año en las montañas. Hay un gran mojón con un punto trigonométrico en la parte superior de Ben Macdui, así como un indicador de vista que revela los nombres de muchas de las montañas circundantes que se pueden ver en un buen día. Con el buen tiempo, es un lugar de peregrinaje para los Escoceses, ya que se puede acceder desde varios puntos y el acceso a cima está considerado como fácil. Por comodidad y tiempo, yo comencé la carrera desde el estacionamiento del Centro de Esquí Cairngorm, un 31 de Diciembre de 2019.
Parece ser que la ruta, por lo que pude observar en las personas, se puede hacer de dos formas diferentes; lineal y circular. Yo decidí hacerla lineal. Al comenzar en una estación de esquí, lo más complicado es encontrar el comienzo de la ruta. Saliendo del aparcamiento en la esquina suroeste, se baja por el camino para cruzar una pasarela, se sube los escalones y se continua por debajo del elevador de arrastre. Al ser estación de esquí e invierno, se encontraba bastante transitada la zona del comienzo. A partir de este momento, se abre un abanico de posibilidades, se continua por buen camino y se llega a una bifurcación, hay que tomar el camino de la derecha que gira suavemente hacia el sudoeste. Hay unas vistas espectaculares al Lago Morlich, un lago post-gacial. La ruta está bien marcada con mojones, pero con niebla es similar a lugares como la cima de la Maroma, o sea, difícil su orientación.
A veces no hay sendero, otras veces un sendero empedrado y otras veces hay que ir saltando de roca en roca. Al principio la subida es constante pasando Lurchers Crag hasta Miadan CreagLa. Los montañeros se quedan mirando al verme pasar, algunos me animan, hago toda la subida al trote. En la parte final las vistas que miran a Braeriach y Cairn Toul son impresionantes, o eso me pareció, quizás porque se encontraba toda esa cara nevada. Después de una corta subida empinada, finalmente se llega a la gran cumbre de Ben Macdui, una meseta cubierta de rocas donde no se puede confundir la cima debido al considerable mojón que hay en ella. Como ya he comentado, este podría ser un lugar desorientador con niebla debido a que el terreno rocoso se ve similar en todas las direcciones. Yo estuve un 31 de Diciembre y pasé mucho frío con un viento ártico, mi reloj garmin registro la actividad a 0 grados estando el reloj por debajo de la manga.
Desde la cumbre, las vistas de Aviemore son impresionantes, ¡te dan la impresión de que puedes alcanzarlo y guardarlo en tu bolsillo!. Por último comentar que para acceder a la estación de esquí en coche hay que dirigirse al propio Aviemore, se toma la B970 hasta Coylumbridge, donde tomamos la carretera a Glenmore. Al pasar el lago Morlich, la carretera gira hacia el sur antes de ir lentamente hacia arriba en dirección el centro de esquí, donde hay un amplio aparcamiento con mucho espacio para aparcar. La ruta fue más gratificante si cabe por las circunstancias que la rodearon, sacrificando una visita guiada en Stirling, hicimos un desvió considerable en coche para intentar hacer algo por la zona. Siendo consciente que las horas de sol son muy reducidas en invierno. Con la fortuna de encontrar sin problemas los lugares y senderos sin haberlo planeado, sólo leyendo unas reseñas del recorrido por internet.

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