UTPE: Debemos de ser Invencibles

Soy un fiel seguidor y practicante de la filosofía estoica, un pensamiento con más de dos mil años de antigüedad cuyos principios han logrado perdurar en el tiempo debido a su eficacia y simplicidad, que no sinónimo de fácil. Para los que no la conozcan, la influencia de esta filosofía está presente en religiones tan distintas como el cristianismo y el budismo, en pensadores como Immanuel Kant y dramaturgos como Shakespeare. La ciencia tampoco se escapa, el estoicismo ha incidido notablemente en la terapia cognitivo-conducta: la técnica más vanguardista de la psicoterapia. Realmente tengo pendiente de escribir alguna entrada más detallada sobre el estoicismo en la modernidad, pero la participación de este pasado fin de semana en la Ultra Trail Picos de Europa, a partir de ahora UTPE, me ha llevado a escribir sobre esto. Sin extenderme y centrándome en uno de sus pilares, la percepción de la realidad y en uno de sus mayores representantes, Marco Aurelio, el cual propuso en sus escritos que las emociones destructivas son el resultado de errores en la percepción del mundo, por lo que es fundamental centrarse en ellas para aprender a dominarlas y transformarlas en emociones positivas. Aplicar esta medida supone una auténtica revolución ya que el problema no es la emoción en sí, sino la opinión que tiene cada individuo acerca de lo que esa emoción va a causarle. O sea, lo importante no es lo que sucede, sino la interpretación que nosotros le damos a lo que sucede.
En los escritos de Cicerón, otro baluarte de esta filosofía, y a mi juicio, podemos encontrar un ejemplo muy ilustrativo de como debemos interpretar lo ocurrido en esta carrera, la UTPE. Hay una metáfora, la del arquero, el cual puede practicar incontables horas cada día, elegir el arco más robusto y la mejor flecha, mantener dichos utensilios y concentrarse hasta el segundo en el que dispara. ¿Qué sucede una vez que la flecha sale del arco? Ya no hay nada que se pueda hacer. Una ráfaga de aire o un blanco ágil podría hacer que fallara. Por ello, los estoicos se centran en mejorar lo que pueden controlar y consideran ridículo vincular la autoestima y valía personal del arquero al hecho de que haya acertado o no; lo importante es lo que permanece bajo su área de control, es decir, lo que depende de él y sólo de él. Si algo no depende de ti, olvidalo, dedicar tu valioso tiempo y esfuerzo en el lamento y el llanto carece de sentido y como diría Marco Aurelio, es dañino. Y ese debería de ser el principal aprendizaje para muchos corredores cuando la adversidad se acentúa un poco más de lo normal, debemos intentar que el éxito dependa de lo que podemos controlar, de lo preparado que estemos, si realmente estamos preparado, terminar una carrera nunca debería de ser culpa de una mala organización o un clima adverso.
Por circunstancias que desconozco, el Ultra Trail Picos de Europa tuvo dos grandes irregularidades en su organización, uno de ellos fue el error en el track oficial de la carrera, descargado desde su página, con un aumento de 7 kilómetros en la prueba de 42 kilómetros y un descontrol sobre los corredores que tomaron la salida, en cualquiera de las distancia, sin un chip que los controle, realmente era difícil saber quien se encontraba corriendo por la montaña, ya no porque puedan hacer trampas, sino porque puedan necesitar algún tipo de ayuda. Esto realmente no sería un gran problema si los corredores no eligiéramos nuestras carreras al límite de nuestras capacidades físicas y mentales y esto se está convertiendo en un gran problema, cada uno tendría que hacer autocrítica. Yo me encontraba de vacaciones por el norte, concretamente por el Concejo de Laviana en Asturias, cuando mi pareja me sorprendió con un regalo inesperado, un dorsal para una carrera en Picos de Europa, la UTPE, y para que resultara más llevadera y accesible, me inscribió en la modalidad de maratón, compatible con vida turística antes y después de dicha carrera, además, el domingo había que cruzar España de vuelta al Sur. De esta forma, el viernes 28 de Junio nos presentamos en la bonita localidad de Potes en Cantabria, a través de una carretera estrecha e insinuante entre frondosos bosques y altas paredes de piedra caliza, un espectáculo para cualquier conductor y pasajeros que ya valía el esfuerzo.
Nos hospedamos en una bonita casa rural en la población de Tama, nueva sorpresa, curiosamente, desde donde comenzaba la carrera, ha 3 kilómetros de la localidad de Potes. Potes estaba muy concurrida de corredores, es algo visible, van vestidos como tales a cualquier hora previa a una carrera, zapatillas de fuertes colores y camisetas de variada publicidad. El precioso salón de actos para la charla técnica se encontraba lleno y aunque todo transcurría con cierta normalidad, algunas respuestas de la organización a las preguntas realizadas por los corredores resultaban algo extrañas, sin importancia para mí. Sin demorar más, me acerqué a saludar y hablar con Luis y Joel, organizadores de la carrera, para agradecer y aclarar algunas dudas, ya que mi idea inicial era salir con un cinturón y una botella de 250 mililitros, pero al final me convencieron de que saliera con más capacidad y como no se permitía ayuda externa, terminé optando por la mochila slab de 2 litros, botellines y 6 geles. Una vez que terminó la charla técnica, paseo agradable por la senda fluvial del río Deva-Quiviesa y para la casa a preparar la cena, arroz y pollo con vistas a los Picos de Europa.
La salida se realizó a una hora algo controvertida, había una ola de calor por toda España y la región de Liébana no se libró tampoco, marcando el termómetro hasta 40 grados en horas centrales del día. Para mí, las 10 de la mañana era perfecto, no me gusta madrugar y me encanta el sol, sentir el calor en la piel es una de las sensaciones mas placenteras del mundo y si no piensas igual, quizás es que nunca has sentido el verdadero frio en los huesos. La carrera era dura, muy dura, más de 6.400 metros de desnivel acumulados, hay que reconocerlo, lo reconozco, no es la carrera idílica donde correr. El comienzo es una subida de más de 1.300 metros positivos, la mayoría por cortafuego, en dirección a la Sierra de Peña Sagra, oculta a los ojos de la mayoría de turistas, hasta una altitud más o menos de 1.800 metros. A continuación se flanquea a media ladera durante unos kilómetros para bajar, primero por una difuminada senda sobre una vegetación punzante y resbaladiza, que incomoda y mucho, para terminar corriendo por una pista llena de arboles caídos y ramas salientes. Las salomon slab ultras para este tipo de terrenos y carreras quizás no son buena idea, ya tienen pocos tacos y quizás le faltaba protección para todo los tipos de impedimentos naturales que te encuentras al correr por la zona.
Como no estaba permitida la ayuda externa, llevaba 6 geles desde el comienzo, cada 45 minutos me tomaba uno y en los avituallamiento que había fruta, me comía un plátano y dos trozos de sandía, creo recordar que fueron dos, los avituallamiento con fruta. Llevaba 7 capsulas de sales, pero en la primera bajada, la resbaladiza, me caí de culo algunos metros y como las llevaba en el bolsillo pequeño trasero del pantalón, se rompieron, pude aprovechar algunas, pero no todas. Para lo que tenemos aquí, en las sierras del Sur de España, había bastante agua en arroyos y fuentes del camino, en ningún momento tuve la necesidad de beber y no tener acceso a ella, hasta podía llevar la gorra mojada casi todo el tiempo. Ni de lejos fue el día más caluroso donde haya corrido, ni en competición ni mucho menos entrenando. Me pregunto qué serian las carreras sin voluntarios y si los corredores deberían de ser voluntarios antes que corredores, mucho tenemos que aprender de ellos, de estos. Aunque no era un recorrido técnico, en el tramo de pista con arboles y ramas caídas, me golpee la puntera del pie derecho con una raíz, a partir de entonces tuve bastante dolor en los dedos durante toda la carrera, pensaba que tenía alguno partido, fue cuando recordé como el gran Miguel Heras, terminó la Ultra de Sierra Nevada en 2017 con uno partido, estaba allí, porque yo no iba a poder.
Durante toda la semana estuve bastante activo, es difícil ir a Asturias de vacaciones y quedarse descansando, pensando en una carrera que hay a tres días vista, por eso la salida me la tomé con algo de tranquilidad, dentro de un contexto competitivo. Creo recordar que coroné la primera subida en la posición novena, manteniendo durante toda la carrera un mismo ritmo, fui avanzando y adelantando a corredores poco a poco, llegando al último avituallamiento en la segunda posición. Contento, pensaba que se encontraba la meta en ese avituallamiento, era el kilómetro 42, pero era Valmeo y no Potes, todavía quedaba subir a la Viorna, 700 metros por encima de donde estábamos, cumbre destacada de la zona por su gran cruz de piedra en la cima y su leyenda religiosa. Lo más extraño, es que ese avituallamiento no tenía fruta, sólo líquido y alguna que otra chuchería que no me entretuve ni en mirar, mi novia, preocupada siempre por los últimos kilómetros, quiso darme algo, pero como no estaba permitido la ayuda, le dije que me encontraba bien y no hacía falta. Fatigado, la primera parte de la subida era bajo un bosque de robles y paralelo a un arroyo y cascadas, dura pero agradable de transitar, sin correr pero sin parar. Casi llegando a la cima, me alcanzó un corredor, Daniel Luque de Córdoba, justo en ese momento alcanzamos al que iba primero, realmente perjudicado, a escasos metros de terminar la subida.
Desde arriba, las vistas eran increíble, con una gran panorámica sobre el Valle de Liébana y con el Macizo Oriental de los Picos de Europa al fondo todavía con nieve, sumado a la emoción del esfuerzo realizado es de los momentos que no se olvidan fácilmente. Sin parar nos lanzamos por una dura pendiente, charlando y contentos por no tener que subir por aquella empinada bajada a pleno sol, ya que en 3 kilómetros se perdían 800 metros de desnivel. Justo antes de terminar la bajada, ya por una pista amplia, quizás porque iba relajado, tropecé y caí al suelo, varias vueltas sobre un suelo duro y empedrado, dolorido me levanto enseguida, tenía rozaduras por todos lados. Le dije a Daniel que continuara, pero decidió esperarme y fue así como juntos entramos a la localidad de Potes por sus bonitas calles, cruzamos el Puente medieval San Cayetano, levantamos la cinta de meta y como una carrera dura, sufrida y con una dudosa organización se convirtió en una gran experiencia y un recuerdo inolvidable. Para mí, las carreras son el único momento donde comparto kilómetros con más corredores, lugar donde realmente he conocido a gente que merece la pena como Ricardo, Angel o en esta ocasión a Daniel, imagino lo difícil que debe de ser una organización, yo nunca lo haría, antes los corredores venían de la montaña y ahora vienen de la ciudad, con lo que esto conlleva. Si nunca entrenaste tan duro como una carrera, y estás deseando que termine a mitad de carrera es que algo no se está haciendo bien y la diferencia cada vez es más grande entre unos y otros.
Si aprovechamos las actividades extrínsecas podemos desarrollar muchas virtudes, son una buena oportunidad, con independencia de que nos hagan un bien o un mal. El estoico no se sorprende del fallo ni deja que éste se imponga sobre su estado anímico. De hecho, abraza el fracaso como el mejor de sus maestros, lo que le permite aprender y progresar a una gran velocidad. Esto supone un cambio del paradigma tradicional. Los obstáculos ya no son una piedra en el camino; son el propio camino. Constituyen una prueba de fuego para corroborar si de verdad uno está a la altura y merecedor de conseguir los logros. La sociedad nos hace ver los obstáculos como detractores, cuando son grandes oportunidades para crecer. Muchas veces, desde pequeño, he oído decir que unas veces se gana y otras se pierde, que así es la vida, pues se equivocan, lo que realmente deberían de decir a los más jóvenes es que a veces se gana, pero siempre se aprende. Sin problemas no hay proceso; sin proceso no hay progreso; y sin progreso, ¿qué nos queda?.
No pongo en duda la profesionalidad y responsabilidad de los organizadores, hasta la entrega de trofeos se realizó en meta para seguir animando a los pocos que entreban. Quizás en esta ocasión, como corredor, no se recibió todo lo que se podía esperar por parte de la organización, bolsa del corredor, comida después de carrera, o medalla finisher, pero como corredor, si dí todo lo que una carrera puede esperar del corredor y eso es lo que me hace ser feliz y estar en paz conmigo mismo. Quizás sea el momento de plantearse inscripciones o carreras "low cost" donde haya una pequeña parte de avituallamiento, poco marcaje o ninguno, no haya camisetas de publicidad, fotógrafos ni objetos de la tierra en regalo, donde el único escenario de la obra sea el terreno por donde se corre y los protagonistas que la hacen grande los corredores que participan en ella. Por último, podeis ver recorrido final en mi strava desde este enlace. También podeis ver el vídeo producido por la organización y publicado en Teledeporte desde este enlace.

Relive 'UTPE Compartiendo victoria con Dani'

Comentarios

  1. Una vez más quedo sin palabras..... Jamás leí o escuché a algún corredor de montaña hablar de una carrera haciendo referencia a la filosofía, y menos a ésta corriente, la estoica,que debería ser de obligado conocimiento,....solo podia ser alguien tan enorme como tú 🙌🙌🙌🙌🙌🙌

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    1. Cualquier día es bueno para aprender algo, al igual que cualquier comentario tuyo es un abrazo, cuidate hermano!

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