Relatos: La Hora del Planeta.

Con el objetivo de concientizar sobre el cambio climático, unos 150 paises y más de 5.000 ciudades apagaron anoche las luces de sus edificios emblemáticos durante 60 minutos.

“La Hora del Planeta” arrancó en 2007 en la ciudad australiana de Sídney como una iniciativa local y puntual organizada por World Wildlife Fund (WWF). Paulatinamente ha acabado convirtiéndose en una cita anual y global a la que también se unen millones de ciudadanos de todo el mundo. Así, ayer millones de personas de diferentes países apagarán las luces en la sexta edición de “La Hora del Planeta” contra el cambio climático.

Entre los principales monumentos mundiales que participan este año, están la Casa de la Ópera y el Puente de la Bahía de Sídney, las Torres Petronas en Kuala Lumpur, la Torre de Tokio, Taipéi 101, el Estadio Nacional (el Nido de Pájaro) de Pekín, el Burj Khalifa (el edificio más grande del mundo) de Dubái, la estatua de David, la Torre Eiffel, la Puerta de Brandemburgo, la estatua de la Sirenita en Copenhague, los Palacios de Westminster y Buckingham, el Edificio Empire State de Nueva York, y las Cataratas del Niágara. Las principales novedades de esta edición son la adhesión del Kremlin y la Plaza Roja de Moscú, así como el Vaticano, tras el nombramiento del nuevo Papa Francisco.

No todo el monte es de orégano, no creo que sirva de mucho apagar la luz de mi casa cuando tengo el televisor encendido, ni creo que la solución al cambio climático sea prescindir de la electricidad, si queremos asumir el cuidado medioambiental en serio, entonces comprémonos la agenda medioambiental también (y no sólo la hora de moda). Pero, además, seamos conscientes de que nosotros solitos no es que haremos la diferencia. Esa depende de todos, en conjunto y ese es un trabajo largo. De hecho, la “hora planeta” y su mensaje de “apaga la luz por una hora y colabora con el cuidado del medioambiente”, tiene un mensaje subalterno: tú eres el responsable. Y, la verdad es que eso no es cierto del todo. Repito, nosotros somos insignificantes, comparado con las grandes empresas que están destruyendo, literalmente, el planeta.

De eso se trata, de utilizar la Hora del Planeta como un punto de partida para asumir una acción constante y coherente con la agenda medioambiental que, además de medidas concretas en nuestra vida cotidiana, redunde también en la crítica a aquellas grandes empresas que no se compran esta agenda, pero sí “patrocinan” la hora planeta, mo quiero decir nombres para no darles publicidad. Del mismo modo, debemos reflexionar y criticar a aquellos países que se llenan de “horas planeta” a diestra y siniestra, pero a la hora de la hora “olvidan” convenientemente firmar el tratado de Kyoto, o ignoran con una indiferencia magistral cualquier acuerdo tomado en las conferencias medioambientales, no olvidemos que se ha creado la Conferencía Río+20 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible), donde se decide nuestro planeta.

Entonces, “hora del planeta” sí, pero no sólo eso, lamentablemente, uno se acostumbra a quedarse en el evento, que no nos pase. Usemos esta excusa para hacer algo diferente el próximo año y que en las futuras "horas del planeta" no hablemos sólo de lo que tenemos pendiente por hacer, sino también de lo que logramos. ¿Cuánto hemos avanzado?

Posiblemente en 20 años, no quede glaciar marino.

Contaminación de las grandes empresas.

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