MTB: Motril - Pico del Mulhacen

"I don’t know where the limit is but I know where it is not."

Estoy cansado de oír repetidamente en los últimos días "Orgulloso de ser español", es una frase que, sentimentalmente puede tener mucho valor, pero lógicamente no tiene ninguno. Pues el orgullo se define como la sensación que se desprende de realizar un acto conscientemente y voluntariamente y conseguir su propósito. Ser español no es ni un acto consciente ni voluntario, te ha tocado ser español como podías ser africano. Pero estar orgulloso de algo que no has hecho tú, ni te lo has propuesto ni nada...es bastante decepcionante.

Si yo tengo que estar orgulloso de algo es de mi persona y de apreciar a deportistas que defienden unos valores como Sheila Herrero, Dean Poter, Denis Urubko, Javier Gómez Noya, Kilian Jornet, Kelly Slater, Anton Krupicka, Adam Ondra, Reinhold Messner, Ueli Steck, Steve House, Diego Ballesteros entre muchos otros que han logrado inspirarme en muchos momentos de mi vida sin importarme su nacionalidad.

Esto viene a consecuencia de la ruta realizada hoy, la cual ha sido muy exigente y por tanto, me siento orgulloso de realizarla. El comienzo iba a ser desde el puerto de Motril, pero viendo la cantidad de rotondas que había en la entrada a la autovía, decidí comenzar en una gasolinera que hay justo antes de la zona de escalada de Los Vados. Se encuentra a 108 metros sobre el nivel del mar. He pasado por las localidades de Vélez de Benaudalla, Órgiva, Pampaneira, Bubión y Capileira. El asfalto termina a los 4 o 5 kilómetros de salir de este último pueblo, empieza una pista de tierra que llega hasta el Área Recreativa Hoya del Portillo, para continuar hasta el Alto del Chorrillo, Mulhacen II y Pico Mulhacen a 3.478,6 metros sobre el nivel del mar. Es un recorrido espectacular para realizar en bicicleta, la primera parte por la carretera de la Alpujarra, preciosa y con poco tránsito. La segundo parte es por una pista forestal en perfectas condiciones. La tercera parte es muy dura, a veces por una pista llena de piedras que dificultan bastante el pedaleo hasta el punto de bajar y empujar la bicicleta.

No hay nada más maravilloso que darse cuenta que no somos nadie, que somos insignificantes. Entonces, sin ataduras a la eternidad, podremos vivir. vivir nuestra vida, con amor, para las personas que queremos, para los momentos que amamos y para las cosas que aprendamos cada instante.

Han sido 154 kilómetros y un total de 11 horas y 26 minutos pedaleando.