Cuatro años de la muerte de Iñaki Ochoa de Olza.

"Alguien definió con acierto al Annapurna como la personificación geológica de la angustia. Yo añadiría, sin dudarlo, el desamparo y la amarga sensación de ser el último habitante de este planeta. Cuando te plantas debajo, descubres que da igual que pises la cima o que no lo hagas, nada va a cambiar en ambos casos. Esa cima que centellea con rabia sólo mide con exactitud nuestra propia vanidad, nuestra impermanencia irremediable". Iñaki Ochoa de Olza.

Iñaki fue un inconformista, no quiso vivir como un cordero y decidió vivir como un tigre, con todas sus ventajas y también con sus peligros. Quienes le conocieron dicen de él que fue una de esas pocas personas geniales que uno, si tiene mucha suerte, se cruza en la vida y no olvida nunca; para quienes no le conocimos personalmente nos pareció un ejemplo a seguir, por su sencillez, su valentía y su manera de entender la vida y la montaña. Hace ya cuatro años que se quedó para siempre en el Annapurna, pero su memoria sigue hoy muy viva en la mente de mucha gente.

Tal día como hoy del año 2008 se apagó la vida de Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna, la décima montaña más elevada del planeta. Soñaba con ascender los 14 ochomiles sin oxígeno, esta era su décima tercera ascensión. Desde los 22 años estuvo dedicado a la montaña. La noticia de su muerte cayó como una losa en la comunidad alpinista, pero la historia que rodeó a su fallecimiento conmovió a miles de personas de todo el mundo.

En intento de rescate participaron amigos suyos y gente que desinteresadamente puso su empeño en ello, pero al final no pudo ser. Iñaki se quedó para siempre en las montañas que siempre amó y que una y otra vez no dejaba de visitar. En el rescate participaron de forma directa su compañero de escalada Horia Colibasanu, los montañeros suizos Ueli Steck, Simon Anthamatten, que se encontraban abriendo una nueva ruta en el Annapurna, el Kazajo Denis Urubko, el candiense Don Bowie, los rusos Alexei Bolotov y Sergei Bogomolov, el rumano Alex Gavan y el polaco Robert Szymcazk además de los sherpas, Nima Nuru, Pemba, Ongchhu, Ongchhu W, Chhiring Phinjo y su gran amigo y cocinero Mingma Dorji. Un equipo de vertigo... impresionantemente bueno que no podría ser mejor. Desde Pamplona coordinaron el rescate Koldo Aldaz, Juan Tomás, Jorge Nagore, Cristina Orofino, Kiko Betelu, ... su familia y la mente de muchisima gente empujó esos días para intentar ayudar a Iñaki. Pero la montaña dictó sus normas y no resultó posible el rescate. Falleció el 23 de mayo de 2008, durante la ascensión al Annapurna, donde sufrió daños cerebrales y un edema pulmonar que le provocaron una pérdida del conocimiento y, finalmente, la muerte. Su cuerpo se encuentra en dicha montaña a 7.400 metros de altura por expreso deseo de su familia tras su fallecimiento.

Iñaki Ochoa de Olza tenía un sueño por cumplir en su vida. Quería devolver a los niños más pobres, huérfanos y necesitados de los países con montes de más de 8000 metros parte de lo que él había recibido. Por eso, quería recaudar fondos para construir un orfanato en Katmandú, un Hospital infantil en Pakistán y una escuela en Dharamsala (sede del exilio Tibetano). Desgraciadamente no pudo ver cumplido su sueño. Sin embargo, su objetivo de ayudar a los niños más necesitados lo continúa actualmente la familia, a través de la Fundación Iñaki Ochoa de Olza - SOS HIMALAYA. En http://www.soshimalaya.org se puede colaborar y ayudar a cumplir el sueño que tan feliz haría a Iñaki Ochoa de Olza. SOS Himalaya es el legado de Iñaki. En reconocimiento a su trayectoria deportiva fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de Navarra.

Mejor libre y pobre, que con dinero y amargado - Iñaki.

Una vida agradecida al Himalaya.
Campo Base del Everest.

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