Peña Mea: Cuencas Mineras y buenas personas

A veces pienso que ya no quedan buenas personas. Pero, en realidad ¿qué significa ser "bueno"?. Yo entiendo por buenas personas, sobretodo, a las que llevan dentro una bondad inherente. La evidencia sugiere que todos nacemos con un sentido innato de moralidad y equidad, lo que nos hace sensibles a la angustia de los demás. Pero al hacernos adultos, influenciados por cómo nos cuidan y nos socializamos vamos cambiando a través de nuestra experiencia. Pienso que la razón por la que finalmente somos diferente en temas morales es porque clasificamos nuestros valores de manera diferente. Por ejemplo, en política los conservadores le dan importancia a valores como la lealtad y la autoridad, mientras que los liberales priorizan la atención y la equidad. Y estas diferencias influyen en cómo vemos cuestiones como el aborto, la homosexualidad y la inequidad racial y de género. Ayudan a determinar todo, desde si depositamos dinero en la taza de una persona sin hogar hasta el presidente que consideramos adecuado para liderar. Dictan a quién mostramos compasión y a quién se la retiramos.
El razonamiento moral en la vida diaria es complicado. Podría ser lógico pensar que para ser una buena persona, debemos aspirar a ser moralmente fuertes. Ahora con la crisis del COVID-19 nos gustaría que nuestros líderes sean inflexibles por el bien de la coherencia, pero al mismo tiempo no demostramos que queremos esto de las personas en nuestro círculo cercano. Queremos que nuestros amigos, familiares y parejas sean parciales con nosotros, que se pongan de nuestro lado, que entienda esto y lo otro. El gobierno que cierre fronteras, pero que mis amigos comprendan que yo necesito ir a correr, así somos. Lo que consideramos un "buen amigo" es moralmente flexible. Y sí, mucha gente dobla sus valores morales dependiendo de la situación. Tal vez alguien diga que está mal robar, pero luego usa el Wifi del vecino. Puede justificarlo diciendo "las grandes empresas ganan demasiado dinero", pero sigue siendo un robo. O tal vez creas que la condena por abuso sexual es dura, hasta que la abusada es alguien que te importa.
Queremos algo de flexibilidad, la razón, vivimos en un mundo bastante complicado, que no hay reglas que realmente se apliquen perfectamente. Eso debemos de saberlo. No hay ningún principio que siempre se pueda decir que nunca se debe violar porque siempre se te ocurrirá la desordenada realidad de estar en el dilema o situación en la que tienes que tomar una decisión difícil. Por lo tanto las buenas personas son buenas para todos: para la familia y para los extraños, para las personas de su grupo y especialmente para los que están fuera de él. Yo he tenido la suerte de conocer y compartir a lo largo de mi vida con pocas personas que realmente las consideraría como buenas, pero hoy, esta entrada va dedicada a una de ellas.
Una buena persona tiene un nombre, el de Tino no dice mucho, pero para nosotros significa bastante. Amigo de mi pareja, que un día haciendo senderismo por el Pico del Cielo entrenándose para su viaje al alto Atlas y el Toubkal se conocieron. Un asturiano jubilado que se ha venido al Sur para estar cerca de su hijas y nietas, enamorado de su tierra. Cada vez que puede se le puede ver haciendo alguna ruta por su nuevo hogar. Es la típica persona que da cosas a cambio, sin esperar nada por ello. Y es que para este buen hombre los actos bondadosos son la clave para una felicidad duradera, siendo bueno para los demás y muy bueno para el mismo. Por combinaciones de la vida, mi hermano, pareja y yo tuvimos la suerte de pasar una semana en una de sus casas de alquiler rural y conocer sus raíces, las de su tierra y las suyas propias.
A veces se me olvida que este blog comenzó escribiendo reseñas de rutas senderistas con la intención de animar a la gente a realizarlas. Vamos con una nueva ruta. Aunque toda Asturias es un destino ideal para los amantes de la naturaleza, quienes se encuentran especialmente a gusto en la montaña disponen de rincones para elegir en el Principado, ya que se trata de una región con una orografía especialmente acusada, recorrida por varias sierras, cordales y cordilleras. La ruta de esta entrada, quizás no sea la más famosa de Asturias. Situada entre los concejos de Aller y Laviana en el Cordal del Retriñón, la cima de Peña Mea con sus 1.558 metros es el techo del concejo de Laviana. Durante el recorrido se puede admirar la belleza del Valle del Nalón, con ese típico tapiz de intenso color verde que recubre gran parte de Asturia, salpicado aquí y allá de casas aisladas, afloramientos rocosos y parcelas delimitadas por setos.
Mi punto de partida fue el pueblo lavianes de Fechaladrona a 606 metros de altitud al que se llega desde Villoria por la carretera LV-7. Su nombre a pesar de lo que parece, nada tiene que ver con historias de ladrones, ya que su nombre quiere decir "hecha lateralmente" haciendo referencia a la posición que ocupá esta población sobre la ladera. Al final comprendí que esta montaña, se puede acceder por multitud de lugares, inclusive desde donde estuve viviendo durante toda la semana. Se toma la pista hormigonada que asciende rápidamente en dirección sur hacia la Campa Felguera, hay algunas señales. Se llega a un cruce de caminos. La pista hormigonada hace un giro de 180 grados ascendiendo en dirección norte, la abandonamos y seguimos por un ancho camino de tierra que llanea en la misma dirección que llevábamos, existe además un letrero que nos indica que este es el camino hacia la Campa Felguera. Recorremos la cabecera del arroyo Felguera donde se suceden verdes pastizales y cabañas. En campa Felguera además de alguna cabaña ganadera y caballos sueltos, se encuentra un área recreativa salpicada de mesas y parrillas, además de algún edificio más. Su perfecta ubicación hacen de este área recreativa de fácil acceso un perfecto mirador sobre los paisajes de los alrededores.
El siguiente punto de interés es el collado Doñango a los pies de Peña Mea, aunque antes decidí ascender al pico Los Cuetos, con poco rodeo y muy vertical. Es una zona calcárea con varios cimas seguidas, la más alta tiene 1.178 metros. Sólo por las espectaculares vistas de Peña Mea ya merece la pena el esfuerzo. También se le denomina el Llanón Gurión, lugar increíble donde se puede observar aves rapaces. Una vez en el collado Doñango, vamos ascendiendo en dirección a los espolones de la montaña. Pasaremos por la Campa de La Varera y nos introduciremos en una ancha canal herbosa que remontaremos en sucesivas revueltas. La canal se estrella contra los paredones calizos de nuestra derecha, cuidado con el sendero, a veces no es muy evidente, aunque si nos paramos a observar, pronto comprenderemos la lógica de la dirección que debemos tomar, pues sólo hay una.
Nuevamente, nos adentramos en otra canal tallada en el espolón de Los Palomos y tapizada de hayas. Alcanzamos el collado de Los Palomos, lugar desde donde se contemplan los parajes que hemos recorrido y perspectivas mucho más amplias que las obtenidas hasta ahora en esta subida. Hemos pasado a la vertiente occidental de Peña Mea, y ahora hemos de dirigirnos ladeando a media altura hacia la majada de La Boyica a 1.325 metros, remoto lugar y herbosa campera donde se emplaza una cabaña casi colgada en el aire. Dos perros pastores habitan en ella y guardan el rebaño de ovejas para protegerlas de los lobos. En la Boyica giraremos hacia el este para por sendero muy marcado ascender por los canales de La Fuente para alzarnos más adelante en la arista final. Sin variar el rumbo, pronto aparece a la vista la airosa cima donde culmina la ascensión a Peña Mea. La cima está coronada con un vértice geodésico, una caseta, una placa solar y un buzón montañero. Las vistas son admirables, incluso se puede observar el Macizo de Ubiña a lo lejos.
El descenso, como el ascenso, se puede realizar por varios lugares, para realizar la ruta circula, lo hice por otro lugar. En dirección oeste, al collado Pelúgano. Casi se puede planear por esta vertiente, por su verticalidad y espacios abiertos. Se sigue bajando hasta situarnos en la cabecera de la gran canal de Mea o del Arcón. Hacemos un giro hacia el sur para descender por ella a través de sucesivos zig-zag. A mitad de la canal observaremos el gran accidente orográfico del "Arcón", orificio de más de 10 metros de diámetro que traspasa el pico de Pedromoro. Al Arcón se le conoce también con el topónimo "Ojo de Buey". El espectáculo es grandioso, admirable y digno de presenciarlo "in situ". Una vez en el collado de Pelúgano cogemos la pista que nos baja en dirección norte, a Les Campes, donde hay una ermita. En el descenso por la pista nos encontramos a la derecha la fuente Río Frío, en la que podemos reponer, pues tiene agua en abundancia. Llegaremos a un cruce donde debemos abandonar la pista actual y tomar una que sale a nuestra derecha, pronto veremos a nuestros pies de nuevo el pueblo de Fechaladrona.

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