Vídeo: Noruega un lugar Atemporal

Vivimos en una época donde la montaña junto a la naturaleza están de moda, donde todo el mundo de una u otra forma, quiere sentirse identificado y unido a estos entornos y valores que representan. Y para ayudarnos a conseguirlo llegó a nuestras vidas el "TailRunning" o como siempre se ha conocido "correr por el monte", un deporte que su practica te acerca de una forma más fácil y asequible a conseguirlo. Aunque la practica de una actividad sea un medio infalible para expresar unos valores, las tendencias acaban metiendo en el mismo saco a quienes las siguen por convicción con aquellos que se dejan llevar por la moda. Es posible que muchas de estas personas que practican este deporte, no hayan dormido nunca al raso en una montaña, pero cualquiera pensaría al oírlos hablar que no entienden la vida sin un monte. Para entender porque ocurre este echo, sólo hay que darse una vuelta por la plataforma de Youtube y observar a los que tienen más seguidores en el mundo del "TrailRunning", denominados "embajadores" de este deporte. Estos personajes con actitudes que dejan mucho que desear, con afirmaciones como "vacaciones en la piscina para descansar del monte" o "que ganas tengo que termine la carrera", cuando no lleva ni la mitad de ella, podemos comprender de que tipo son. Si antes la preocupación era que la televisión educara a las personas, ahora hay que preocuparse porque hay "muchas televisiones" que lo están haciendo. Los "youtubers" se perfilan como los profesores de una sociedad cuyo principal valor será la estupidez. La fama en si mismo, es un estado de insensatez que lleva al ser humano a sentirse superior a otro solo porque aparece públicamente en algún medio, y la mayoría de los "youtubers" son famosos porque el simple y mediocre mortal le reconoce algo, que en su mayoría es gaseosa.


La verdadera razón de la entrada, es para compartir un vídeo sobre mis vacaciones por Noruega, como ya publiqué en la entrada anterior, no me imagino unas vacaciones distintas a estas, donde predomine las actividades en la naturaleza, es donde me siento más cómodo, rodeado de montañas, me gusta más sentirlas que hablar de ellas. Todavía existen cosas capaces de arrebatar las palabras y, sin duda, una de ellas es la contemplación de una montaña. El sentimiento hacia ella es mucho más que una actitud deportiva. Es un encuentro místico con uno mismo. Un viaje. Una búsqueda. De hecho, la eterna búsqueda. La soledad aún es posible en ese entorno, donde el ruido cesa e impera el sonido del viento. El territorio no pertenece a otro ser que la propia Naturaleza y sus leyes inescrutables, las que te permiten o no adentrarte. El verdadero sentimiento de la montaña es el reencuentro con algo muy ancestral, que hemos olvidado. Y es algo muy poderoso.


Ya hablaré de Noruega en otra entrada, un lugar que me ha enamorado, sólo quiero destacar algo sobre la filosofía de vida allí, muy parecida a la que vi en Suiza. Y es que el idioma noruego está repleto de conceptos y referencias relacionadas con la naturaleza y su disfrute. Una de esas palabras es “Friluftsliv” y significa vivir en y por el aire libre. Un estilo de vida conectado con la naturaleza, en el que se suman compromiso, deporte y diversión, desde un punto de vista casi espiritual. La palabra fue acuñada en 1859 en un poema del renombrado dramaturgo Henrik Ibsen titulado “Paa Vidderne” (“En las alturas”). En él, el protagonista busca la soledad en la naturaleza para aclarar sus pensamientos sobre el futuro. El fragmento del poema en el que se menciona la palabra Friluftsliv se traduciría de la siguiente manera:
"Sentado en la solitaria cabaña de campo
reúno mi abundante captura
Hay lumbre, un taburete y una mesa
vida al aire libre (friluftsliv) para mis pensamientos"
Juntos, pero no revueltos. Así son los noruegos. Un pueblo que, más allá de la riqueza que le proporciona el mar, sus bosques y el petróleo, ha basado su éxito económico y social en reconciliar su individualismo, herencia de un pasado de pescadores y campesinos aislados en cabañas de madera y en contacto íntimo con una naturaleza bella y dura; pobres, libres, puritanos y autosuficientes, con el extremo opuesto: con un profundo sentido comunitario que apuesta por el bien de todos, la igualdad, la solidaridad y, sobre todo, la confianza en el Estado.

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