Chamonix: Grand Balcon Sud por Col des Montets

El objetivo de realizar algún vídeo o de escribir en este blog, es el de poder echar una mirada al pasado con un filtro positivo, esto me hace realmente feliz y me permite después hacer frente con más fuerza a las experiencias negativas, cuando llegan, que siempre llegan. Algo así como una especie de vacuna contra el desanimo, o lo que es lo mismo la desmotivación. Y es que estos recuerdos agradables ayudan a automotivarse, sin depender para ello de recompensas externas, como las alabanzas o el dinero.


La ruta comienza desde la localidad de Argentière a 1.252 metros sobre el nivel del mar, comenzando a orillas del río Arve, que desemboca en el Ródano en Ginebra, toma su fuente del glaciar Argentière. Se va ascendiendo por un sendero hasta llegar al Col des Montets a 1.461 metros de altitud. Desde el edificio con la oficina de información de la Reserva Natural de las Aiguilles Rouges parte una ruta al jardín botánico, se toma la señalización del Tour del Mont Blanc que entre alerces y con una espléndida visión del glaciar de Le Tour, las Agujas de Chamonix y todo el Macizo nos coloca en el ancho y cómodo sendero del Balcón Sur. Es obligado pararse en cada recodo del camino para admirar el bello paisaje que tenemos enfrente.


Si bien es cierto que la Aiguille du Midi monopoliza las famosas Aiguilles de Chamonix, hay muchas otras que no tienen nada que envidiar, en este recorrido podemos contemplar todas ellas, en la imagen de abajo podemos observar el conjunto de agujas que pertenecen a Grépon y Grands Charmoz, donde alcanza su punto más alto a 3.482 metros.


A la izquierda de la foto inferior predomina la Aiguille Verte tiene una altura de 4.122 metros, está considerada uno de los cuatro miles más difíciles de los Alpes, puesto que no tiene ninguna vía con gradación inferior a MD y los itinerarios glaciales son lo suficientemente derechos y sostenidos para merecer también esta calificación. A la derecha la Aiguille Du Dru, esta montaña tiene dos cimas: la Grande Aiguille du Dru (o la Grand Dru) 3.754 metros y la Petite Aiguille du Dru (o la Petit Dru) 3.733 metros. Las dos cimas se encuentra en la arista oeste de la Aiguille Verte y están conectadas entre sí por la Brèche du Dru (3.697 metros). La cara norte de la Petit Dru está considerada como una de las seis grandes caras norte de los Alpes.


El valle del Arve se originó durante la edad de hielo cuando los glaciares de los Alpes se extendieron más allá de Ginebra. Cada glaciar le da nombre el pueblo al fondo del valle, no hace muchos años, la lengua de cada uno de ellos llegaba hasta el mismo pueblo, desde esta imagen se puede observar el retroceso continuo a causa del cambio climático.


La Aiguille Le Tour se encuentra entre los glaciares del Tour a su izquierda y el Trient a su derecha si lo miramos desde en la imagen inferior, en la frontera franco-suiza. Es uno de los picos más fáciles del macizo del Mont Blanc por su ruta normal. Tiene dos cumbres, Norte y Sur, siendo la más fácil y frecuentada la Sur que se realiza por el refugio Albert- I.


El Lac Blanc a 2.356 metros sorprende por el color azul celeste del agua, causado por la concentración de mineral calcáreo que arrastra el agua en esa zona. Los contrastes de colores del agua azul celeste, con las montañas, la nieve, el azul del cielo crean un lugar que parece mágico. Encontré los Lagos con una gran masificación de gente, los bordeé un poco, subí hasta el lago superior, hice algunas fotos de rigor y continué mi camino.


Antes de llegar al Lac Blanc, pasé por un grupo de lagos preciosos, conocidos como Lacs Cheserys que se encuentran a 2.215 metros, era un lugar perfecto para pasar la noche. Así que dejé la mochila escondida y me fui a correr hasta la Flégère, cuando volví el lugar si quedó sin turistas y poco a poco el ruido fue dejando paso al silencio, y la luz del día a la noche. Me senté a la orilla del lago y hasta puedo jurar que ni por un segundo solo me sentí, justos fuimos poesía y desde allí la distancia era nada, la fría noche ya nos abrazaba mientras su alma se disfrazaba de persona.


Amanecer en un lugar donde la naturaleza se conecta de manera intrínseca con nosotros es un privilegio y algo que habría que experimentar. Si tuviera que hacer un ranking de amaneceres “fotogénicos” sin duda colocaría en la parte más alta el amanecer en el Lac Cheserys, hacía pocos días que había pisado la cumbre del Mont Blanc, recordar desde este lugar esos instantes era una sinfonía perfecta.


La ruta se puede terminar por Le Brevént o por la Flégère que son dos estaciones de telecabina, desde donde parten senderos para bajar a Chamonix. Estando en la Reserva Naturelle des Aiguilles Rouges, hay muchas cabras montesas y flores silvestres, sobre todo en la primera parte de la ruta, la que procede del  Col des Montets, una vez en las áreas de esquí, el terreno es más árido y son las marmotas las que abundan.


Termino esta entrada con una pequeña reflexión. Sólo vivimos una vez, y no quiero caer en la enfermedad de esta pobre sociedad preocupada por la apariencia y lo material, una filosofía que nos han ido inculcando para transitar por este mundo terrenal. Estamos acostumbrados a buscar la hermosura en la capa externa del prójimo, en las cosas que podemos comprar de gran valor, cuando no deja de ser un señuelo caduco que la intemperie y el tiempo acaba marchitando, si solo nos aferramos a ella, con los años provocará insatisfacción. Da la sensación de que solo tenemos ojos para lo palpable y lo material cuando realmente es en lo oculto donde se gesta el animal.



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