Todos los que practicamos alguna actividad deportiva hablamos de cuanto hay que entrenar, que ejercicios tienen que conformar unas sesión, cuantos kilómetros o repeticiones realizar para completar un ciclo. Todo ese proceso se llama entrenamiento y es lo que se supone que necesitamos para realizar una buena carrera. Lo que más me hace implicarme en las carreras por montaña es el parecido que tiene con la vida de la que tenemos suerte de vivir, y como en las carreras, hay que prepararse para estar orgulloso de nuestro resultado. En las carreras, los primeros kilómetros son motivadores, como cuando eres joven, sólo tendremos que dejarnos llevar por el ambiente, la adrenalina que genera tu cuerpo te hará volar. Pero las carreras como la vida son largas, varias horas de lucha y al igual que su relieve quebrado, está compuesto por estados, no se si será por que tenemos poca memoria histórica pero a cada estado negativo nos parece más duro de lo anteriormente vivido y ello te hace replantearte la meta impuesta. ¿Como prepararnos para esos momentos?. Creo que la actitud personal encargada de ello se llama Voluntad, una palabra tristemente desgastada por su uso en la actualidad. Pero, ¿Qué es la Voluntad?, la voluntad es la capacidad de los seres humanos que nos mueve a hacer cosas de manera intencionada, por encima de las dificultades, los contratiempos y el estado de ánimo del momento.
Yo creo, que la fuerza de voluntad, al igual que la motivación, no es un Don con el que se nace. Al contrario, la fuerza de voluntad es algo que se ejercita, se desarrolla y se robustece con la práctica constante, es como un músculo, necesita ser ejercicitado. Yo me pregunto si los entrenamientos realizados son el resultado de nuestra voluntad o de una rutina construida, por desgracia a veces se necesita algo más que entrenamientos para superar los problemas, en la vida y en las carreras. Yo no voy a explicar como entrenar la voluntad, pero un simple cambio, como acostarte cuando estás viendo algo interesante en la televisión, puede ser un ejemplo. La voluntad es un puente de doble circulación entre el pensar y el hacer, es decir, transformar el pensamiento que tenemos ante un objetivo a una realidad visible. A esa férrea decisión para hacer las cosas, a esa extraña "facultad" que nos impulsa a cumplir con lo que hemos decidido y alcanzar nuestras metas es lo que llamamos "Fuerza de Voluntad", y es uno de los aspectos más relevantes del carácter personal del ser humano. No podemos conocer la fuerza de voluntad de los que te rodean, es algo personal e intransferible, aunque pensemos que somos los que más derrochamos, siempre habrá alguien que te supere.
Me gustaría dejar claro que la fuerza de voluntad es limitada, ya que al ser una actividad consciente requiere de concentración, sacrificio y hasta cierta capacidad de esfuerzo, por ello te recomiendo que no dejes todo el resultado de un largo trabajo en ella y sí en una buena preparación. Quizás haya mucha gente que no comparta mis sentimientos, como ya he dicho, la vida y las carreras por montaña me resultan familiares, pienso que tanto en una como en otra hay que dejarse la piel en ella, hay que ser agradecidos por lo que recibimos, en este caso la suerte de poder participar en una competición y por ello hay que entrenar para dejar nuestra huella, pero no olvides sacar tu fuerza de voluntad en los malos momentos, te ayudara a darlo todo y encontrar tu paz interior.
Muchos se preguntarán porque cuento todo esto en la crónica de una carrera, es tan fácil como entender que las carreras son lecciones y esas lecciones te proporcionan experiencias, semejantes a las de la vida. Esta es mi forma de expresar lo ocurrido, desde una salida a tope, como cuando eres un niño y sales al patio, en el kilómetro 3 ya quedábamos 4 corredores en cabeza, y cuando llega lo que más te gusta, te crees que te vas a comer el mundo, pero viene alguien y te da una lección, descolgándote y demostrándote superioridad, pero piensas, queda mucha carrera, lo intentas una y otra vez sin poder, da igual si el relieve es positivo o negativo, olvidándote de que las carreras y la vida son largas, hasta el punto de consumir toda la energía que un cuerpo podría generar, y así con la mente puesta en la meta llegas a los últimos kilómetros conformándote con la segunda posición. Pero nunca hay que dejar de luchar, la conformidad no es buena para la raza humana y soy alcanzado por otro corredor a falta de poquito, pero a veces ni con fuerza de voluntad puedes superar a otra persona que se merece igual o más que tu la recompensa. De esta forma sólo me queda añadir las felicitaciones a todos ellos que luchan por superarse, especialmente a los dos primeros clasificados y que tuve la suerte de luchar contra ellos y charlar al finalizar.
